En el pasado, los gatos fueron adorados como dioses y todavía no lo han olvidado.
Se dice que los gatos son egoístas, cuando en realidad son simplemente listos. No vienen a ti si consiguen tú vayas a ellos… Como buenos taoistas que son, hacen sin hacer y gobiernan sin gobernar. Se limitan a mantener su dignidad y a conducirse según sus caprichos. No piden cariño y por eso lo obtienen sin pedirlo. Los gatos no tienen dueños, los gatos tienen sirvientes.
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